04/01/2017 às 19h54min - Atualizada em 04/01/2017 às 19h54min

2016 - Un año dfícil para la lechería

Federico Aguer

Para el sector productivo, 2016 fue un ciclo nefasto, que duplicó la tendencia histórica de cierre de tambos en el país. Para los que sobrevivieron en la actividad se abren mejores expectativas, aunque la cadena y el sector público se deben un debate sobre el rol de la actividad puertas adentro y en el mercado mundial.

Federico Aguer - [email protected]

Si todavía alguien dudaba de las nefastas implicancias de la crisis lechera acaecida en 2016, la información oficial recientemente publicada no hace más que confirmarlo. Según el primer informe publicado por el Observatorio de la Cadena de la Leche argentina (OCLA), la producción en 2016 arrojaría una caída entre el 10 y 11% respecto al año anterior (totalizando unos 10.100 millones de litros de leche), con un descenso a tambo constante del orden del 8%. De hecho, el informe sostiene que “el año se presentó con períodos donde la producción llegó a caer interanualmente más del 20 % producto de las grandes lluvias ocurridas en la cuenca lechera central”.

Además, el documento hace la primera aproximación al tema “tabú” respecto al cierre de tambos. “Se puede inferir una disminución de aproximadamente un 4 % en el número de tambos (unas 460 unidades productivas, cifra que más que duplica la tasa promedio de los últimos años (entre 1,5 y 2%)”, asegura, finalmente el Estado Nacional.

El informe aclara que “al no contar con estadísticas al respecto”, se trata de la primera aproximación a la “foto” de la realidad lechera, aunque aclara que con bastante claridad, “los comentarios reflejan claramente que se viene de un proceso generalizado de ventas de categorías productivas por encima de lo normal y por diferentes motivos (inundación, sanidad, reproducción y/o necesidad financiera)”.

¿Autocrítica?

Para el OCLA, en la entrada al verano, todas las cuencas evidencian las condiciones climáticas que afectan el bienestar de los animales (estrés calórico), situación que según el pronóstico del INTA se va a mantener o incrementar en las próximas semanas. “La disponibilidad de reservas se define como de restrictiva a nula, siendo más crítica en silaje que en heno. Las condiciones más críticas coinciden con zonas que pasaron por una situación de excesos de lluvias en este otoño. Los niveles de suplementación precedentes se mantienen, y se evidencia en algunos tambos una mejora de la calidad de los suplementos y un leve incremento en las cantidades suministradas”, explica. Y agrega que la relación de precio de la leche con el maíz que había caído a principios del año a 1,25, ha mejorado en los últimos meses a valores superiores a 1,80.

Según el Observatorio, la fuerte caída en la facturación (por precio y volumen) de fines de 2015 y principio de 2016 (unos $ 600.000 para el tambo medio en unos 180 días) “ha generado una compleja situación financiera para muchos productores que incrementaron notablemente su endeudamiento y a tasas más altas”. Es más, admite que el precio de la leche en la actualidad logra cubrir en promedio los denominados costos de mediano plazo “pero no permite retribuir el costo de oportunidad sobre el capital invertido en el proceso productivo, lo cual implica tasas de rentabilidad entre neutras y levemente negativas para los tambos que están por encima del promedio que expresan los casos modales”.

Sin embargo, se ilusiona con lo que viene. “En todas las cuencas hay coincidencia que el precio a percibir por la leche en las próximas liquidaciones sería superior, con lo cual la situación comenzaría a acomodarse en uno de los dos componentes que forman parte de la ecuación de ingresos”, proyecta.

Otras variables

En cuanto a las exportaciones, 2016 representarán poco más del 18% de la leche procesada, bastante por debajo del promedio de los últimos 10 años que fueron cercanas al 24%. “El volumen exportado en octubre fue de 23.200 toneladas, lo cual es un 16,6% menor a septiembre y un 42,3% menos que igual mes del año anterior. Algo peor ocurre cuando se mide en valor, el cual ascendió a 65,8 millones de dólares, 18,7% menos que septiembre próximo pasado y 46% menos que octubre de 2015”.

En referencia a los precios relativos en la cadena, puede afirmarse que entre diciembre de 2015 (devaluación) y octubre último, mientras la suba a nivel de tranquera alcanzó un 72%, la observada en planchada de fábrica resultó de la mitad de dicho valor.

El informe remarca que las últimas normativas son más flexibles respecto de la forma de liquidar la producción de leche que la que estaba vigente, cuya rigidez la hacía imposible de cumplir al 100% por parte de la industria. Además la nueva Resolución establece la leche de referencia que servirá para realizar una liquidación sin valor fiscal a los fines de calcular el precio de comparabilidad que cobraría cada productor si hubiera tenido la calidad de la leche de referencia. También se encuentra vigente la Resolución 230/16, que reemplaza a la Resolución 7/14 y permite calcular el balance lácteo y publicarlo aproximadamente a los 20 días de haber cerrado el mes. “Se trata de una herramienta fundamental para la toma de decisiones estratégicas tanto desde el sector privado como del Estado”, destacan.

Claroscuros

El documento finaliza analizando el cierre de un año que contuvo “una de las más profundas y prolongadas crisis de la lechería mundial debido a la caída de los precios internacionales y de la demanda, y que además se potenció en el plano interno por los problemas estructurales propios de la lechería argentina, el aumento de costos y los efectos adversos del exceso de lluvias”. Además destaca al precio internacional y al tipo de cambio, como los dos factores clave para la exportación, sin grandes cambios probables en el corto plazo. “Inflación más controlada, mejora del salario real y por ende menor recesión son los alicientes para el mercado doméstico”. También se sincera en la caída estacional de la producción hasta abril, en el efecto “colateral” de las inundaciones del segundo trimestre sobre una demanda “necesaria” por costos estructurales, y se ilusiona con la mejora de los precios internacionales, los que pueden llevar los precios del primer cuatrimestre de 2017 algo por encima de los $ 5 por litro (entre 30 a 34 centavos de dólar). La industria mantendrá sus problemas de resultados económicos negativos o a lo sumo neutros, con algunos casos puntuales muy complicados en lo financiero, tanto en el sector pyme como de las grandes empresas. “El año está terminando con una mejor situación y mayores expectativas para el 2017, lo cual constituye una oportunidad para abordar los problemas estructurales del sector en un clima constructivo, de debate profundo donde la objetividad del análisis, la confianza y la transparencia entre los actores, se constituyan en los pilares fundamentales”, asumen.

El rol del Estado

Según Eduardo García Maritano, referente de la Comisión de Agricultura de Carsfe, la necesidad pasa por trabajar con información objetiva para toda la cadena, aunque “el concepto nuestro es que esa es información oficial que se le da a un privado. La información es oficial y es el Estado el que debería publicarla, en el ámbito de alguna de las secretarías respectivas”. Pero más allá de este detalle, “no hay mejor información que la estatal: es única e inapelable, por eso bienvenido que se empiezan a publicar datos, es un buen inicio, y deja tela para cortar, en algunos casos necesita alguna explicación mayor para darle mayor contundencia. Ni siquiera se sabe cuántos tambos hay en el país, se habla de 1.000 empresas y además a la información de las empresas no la tiene el Ministerio sino Atilra”, analizó.

Según el ruralista, uno puede ver la tendencia, “pero nuestra conclusión es que Argentina empieza a salir de un ciclo de sobreoferta ocasionado por generar una cantidad de materia prima por arriba de la que puede manejar en el mercado interno, sin tener la industria actual la capacidad de mandar esa producción afuera de forma eficiente y permanente”.

García Maritano sostiene que todas las trabas a la exportación desalentaron un mercado permanente, competitivo y eficiente de exportaciones con la idea que esto iba a llegar a abaratar a “la mesa de los argentinos”, y esa falta de exportación “hizo que el sector comercial del mercado interno se transforme en comprador de la mercadería. La consecuencia: precios que vuelan y productores que se funden.

Además, el clima: “la catástrofe se llevó el 50 % de la producción de Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, y eso atenuó (de la peor manera) la crisis, sigue siendo el clima el gran operador lácteo en Argentina por esta sobreoferta. Hoy los precios se recuperan por la caída en la producción y empiezan a recuperarse los precios que ayudan a exportar”.

También enfatizó que el Estado no está para solucionar problemas de renta entre privados, pero sí para que esas operaciones sean equitativas “y en eso no pusieron foco, el subsidio fue sólo un parche”. El vocero de Carsfe sostiene que el mercado institucionalizado hace que la salida de la oferta y demanda se transforme en precio, y hasta ahora funcionan como una consignación. Si Argentina no se decide a ser un competidor en los mercados internacionales, se tiene que achicar, por más triste que suene”. Y cerró diciendo que el año fue “catastrófico, y no fue la eficiencia, sino la capacidad financiera la que hizo que algunos sobrevivieran y otros no. 2016 fue el golpe de gracia”.

Exhaustos

Para Daniel Villulla (CAPROLECOBA) en el Oeste bonaerense, en muchos casos, “nos hemos ido quedando además con poco pasto, y teniendo que recurrir más al uso de reservas y concentrados, para resolver una aceptable alimentación a los rodeos”.

Por eso, la proyección hacia el futuro cercano, pronostica como probable una baja oferta de leche, que de acuerdo a como se den las condiciones ambientales y de mercado, podría llegar a extenderse a todo el primer semestre del año entrante. “No descubrimos nada si decimos que la situación está muy complicada todavía para el sector lechero. Las industrias tienen muchos frentes de ataque abiertos y cuestiones importantes a resolver hacia su competitividad. Pero todo ese enjambre de problemas, está atado a un factor clave y condicionante para acceder a su solución, y ese factor es la materia prima”, analizó.

Para Villulla, pueden encaminarse muchas cosas, “pero nada podrá sostenerse sin la masa crítica de leche necesaria. Y la producción, más allá de la lógica caída estacional, llega exhausta a las puertas del 2017. Con muchas deudas comerciales y bancarias, y en forma despareja, bastante descapitalizada en vacas.

Por eso, aunque el precio no es el único elemento determinante del resultado económico de los tambos, adquiere más protagonismo en el contexto actual, en el que no parece posible la recuperación de la producción, si no es de la mano de una consistente y mayor recuperación del precio de la leche”, sostuvo.

Menos tambos federados

Para Marisa Boschetti, titular de la Comisión de lechería de la Federación Agraria Argentina, se termina uno de los peores años para el sector. “No sólo fuimos golpeados por las medidas económicas, sino por el clima. Hemos tenido un comienzo y un cierre difícil y sin ninguna respuesta desde los gobiernos, ni antes ni ahora, todavía estamos esperando las respuestas de la inundación pasada. La provincia se escuda alegando que es una actividad nacional, y el nacional se escuda en trabajos que venia haciendo como el OCLA, el SIGLEA, la Mesa Técnica y sin embrago seguimos igual”.

Dentro de la entidad son más de 1.000 tamberos federados, aunque “cuando hagamos el balance anual podremos saber cuántos quedamos en el camino, muchos federados han desaparecido dentro de esa estadística, la mayoría son pequeños y medianos”.

Boschetti anticipa una recomposición del precio de $ 5 para marzo o $ 5,30 para junio. “Pero es imposible seguir produciendo de esa manera. Se nos van derrumbando las expectativas del año pasado, todo va quedando en la nada como siempre, sentimos promesas que después no se cumplen y los perjudicados son siempre los mismos, porque las industria siempre se cubre”, criticó.

Y solicitó al “Estado presente”, clamando que el Gobierno nacional tome la decisión de “regular el mercado” y trabaje para que al productor le llegue “al menos el costo de producción”.

Sostuvo que el dinero “está en la cadena, sólo hay que acomodar a cada actor en su lugar. Si empezamos a hablar de subsidios o compensaciones nunca cubren el costo productivo”. Y pidió “achicar los márgenes de ganancia a ciertos actores como los intermediarios “ que se la están llevando”.

Finalmente, destacó el proyecto de ley de lechería, como “una herramienta para esclarecer la situación y empezar a conseguir precio, y como defensa de los productores. La consignataria va a ser un antes y un después. El Gobierno de Santa Fe es el único que ha permitido desarrollarla y será una herramienta fundamental”.

¿Qué dice la industria?

A nivel general, el informe observa una reducción de la brecha entre la oferta y la demanda agregada respecto de la registrada en los primeros diez meses de 2015, que se expresa en un stock remanente que en octubre del corriente año se ubica un 21% por debajo del mismo mes del ciclo anterior. “Como consecuencia de un fuerte proceso de liquidación, los stocks finales del mes de octubre 2016 resultaron 21% inferiores a las de igual mes del año anterior y 26% menores que los correspondientes a diciembre de 2015”.

Por eso, en diálogo con Camplitoral, Miguel Paulón, vocero del Centro de la Industria Lechera (CIL), respaldó la voluntad oficial de retomar la publicación de información certera. “Los números son consistentes, tenemos plena confianza en los mismos, y valoramos que se publique esta información. Refleja la realidad de un año complejo donde la menor oferta de materia prima nos generó consecuencias”, explicó.

Para Paulón estamos entrando a un escenario donde la industria va continuar con mucha complejidad, “porque a esta menor oferta nosotros tenemos algunos costos fijos, como los servicios o el costo laboral, que con constantes. Eso nos está haciendo recurrir a la innovación como estrategia competitiva, y ese sentido tenemos la incertidumbre sobre si vamos a llegar a cubrir los costos. Hay algunas cosas que no tienen ninguna tendencia de cambio, y vemos que no hay voluntad de adaptarse a una nueva realidad”, dijo en referencia al escenario inflacionario. “No se entiende, porque la puja distributiva es muy desigual, porque nos tenemos las herramientas para contrarrestar esa situación”, analizó.

Según Paulón, materia prima y mano de obra son los principales componentes del costo, variables que incluso hacen prever que algunas empresas salgan del negocio. “Veo situaciones delicadas, no veo un año que sea tranquilo o que permita ir resolviendo situaciones de falta de rentabilidad, estamos llegando al borde del abismo”, disparó.

La brecha competitiva

Respecto de las cifras publicadas por el IAPUCO, remarcó que “hoy la industria formal está teniendo una brecha competitiva negativa respecto a otras empresas, que no hace más que terminar de ponerlas en jaque”.

En cuanto a la política oficial para el sector, se mostró escéptico: “vamos a esperar los resultados, la Mesa de Trabajo servirá para ir ganando confianza entre los actores. La aparición del informe OCLA, y toda la información que está apareciendo refleja lo que pasa con toda crudeza la realidad del sector y ayuda a transparentarlo”.

Finalmente, criticó que Argentina está muy estructurada por costos fijos que son intocables, pero que “si se sigue acomodando el panorama financiero y la baja de tasas, se podrá achicar la brecha competitiva y van a normalizarse muchas, pero esto es Argentina”, sostuvo con ironía.

Finalmente opinó que el problema es la falta de competitividad interna para poder ser un jugador internacional. “No veo problemas de mercado, el mercado siempre existe, aunque tiene los ciclos normales”, dijo. “Estamos en un ciclo de recuperación”, manifestó. El desafío es mejorar, sino vamos a seguir jugando al gato y al ratón”, expresó.

*

La misión del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina es brindar información objetiva, oportuna y confiable para que en todos los ámbitos se parta de un lugar común en el análisis, y evitar las discusiones inconducentes, independientemente de la visión que cada uno tenga respecto a las medidas que son necesarias llevar adelante para el ordenamiento sectorial.

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