05/07/2017 às 19h46min - Atualizada em 05/07/2017 às 19h46min

Biopelículas comestibles para proteger al queso

Investigadores de la Universidad de León crean una alternativa de envasado para quesos. Además de ser respetuosas con el medio ambiente, permiten controlar los patógenos más comunes

Investigación en Seguridad Alimentaria y Microbiología de los Alimentos (SAMA) de la Universidad de León (ULE) ha desarrollado un proyecto que ofrece a la industria quesera una alternativa para el envasado de sus productos basada en biopelículas comestibles. Estas, además de ser respetuosas con el medio ambiente, permiten controlar los patógenos más comunes, ha informado la ULE en un comunicado. El trabajo ha sido dirigido por la profesora José María Rodríguez Calleja, al frente de un equipo integrado por María Luisa García López, Andrés Otero Carballeira, Teresa María López Díaz, Verónica Otero Álvarez, María Elena Álvarez Suárez y Noelia Medina Pérez.
El objetivo general del proyecto ha sido el de mejorar el estado sanitario y las posibilidades de comercialización de diferentes tipos de quesos madurados, mediante el control de los microorganismos que los pueden alterar.
Rodríguez Calleja ha explicado que se han obtenido “resultados prometedores con tipos patógenos de ‘E. coli’, ‘Listeria monocytogenes’ y ciertas especies de ‘Penicillium’ con capacidad para producir micotoxinas”.

Se ha mostrado convencida de que la industria láctea “podría ser beneficiaria de la aplicación comercial de ese tipo de sistemas de envasado”, ya que “España ocupa un lugar destacado en la Unión Europea por su gran capacidad de producción, y a nivel nacional Castilla y León presenta un potencial enorme”.

El nuevo sistema es menos lesivo con el medio ambiente que los plásticos

La estrategia seguida por el equipo investigador fue la utilización de un sistema optimizado de envasado activo formado por biopelículas comestibles de gelatina, (con apariencia de film plástico apto para uso alimentario), que incorpora sustancias naturales como el ‘quitosano’, (obtenido del caparazón de crustáceos como las gambas), la ‘nisina’, (pequeños polipéptidos producidos por bacterias ácido lácticas), y los aceites esenciales extraídos de las plantas aromáticas tomillo y romero.

El nuevo sistema es, además, menos lesivo para el medio ambiente que el que emplea los plásticos derivados del petróleo.

En esta investigación se utilizaron como sustancias activas aceites esenciales y quitosano principalmente por su potencial antimicrobiano, pero también por su origen natural y sostenible, que podrían representan una alternativa al empleo de aditivos alimentarios sintéticos.

Fuente: Agroinformación - Radio Mitre ( Mitre y el Campo- Argentina)


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