El sector lechero colombiano no levanta cabeza. Los altos inventarios de leche, la crisis de precios, la baja competitividad y los graves efectos de los tratados de libre comercio terminarán por hundir el negocio lechero. Los precios de venta no compensan los altos costos de producción.
Los insumos y materias primas registran alzas por encima de la inflación. El sector lácteo está enmarcado por una alta informalidad en los procesos de captación y comercialización del producto.
Los parámetros productivos en su conjunto muestran un rezago notable en comparación con otros países líderes en producción lechera. Además, el promedio per cápita de consumo de leche en el país no se ha movido desde hace ocho años y oscila entre los 135 y 138 litros. Y para completar ha sido gravemente afectado por los fenómenos climáticos que han afectado su productividad y su crecimiento.
Este cuadro dramático evidencia la grave problemática de un sector llamado a ser líder en un escenario de posconflicto. Los tratados de libre comercio que permiten el ingreso de leche en polvo más barata y de buena calidad, métodos de producción costosos e ineficientes, baja calidad en la leche, e indicadores bajos de consumo del lácteo per cápita son los elementos que constituyen un panorama complejo para el sector, revela un reciente estudio de la Universidad Nacional.
La leche en polvo está ingresando casi sin aranceles. En el 2014 las importaciones de leche en polvo y lactosueros aumentaron alrededor del 30%.
Para ser competitivos en el mercado lácteo es necesario disminuir la brecha entre la investigación, los eslabones de la cadena láctea y la innovación tecnológica, y mejorar las condiciones sanitarias de la producción y la inocuidad de la leche.
Para lograrlo se requiere con urgencia fortalecer la competitividad y articular las acciones de los diversos agentes de la cadena. La ganadería, incluida en el caso del Huila en la agenda de competitividad, será un sector clave en un escenario de posconflicto. Pero se requiere desde ya la articulación de los agentes y la formulación de proyectos de impacto regional para apostarle a este sector, generador de paz.
“Este cuadro dramático evidencia la grave problemática de un sector llamado a ser líder en un escenario de posconflicto”.
